Disfruta del sol protegiendo tu salud

artem-bali-565223-unsplash El sol es nuestro aliado para estar sanos y más guapos. Cuando llega el calor, todos tenemos ganas de disfrutar del mar, la piscina o la montaña. Necesitamos que nos dé el sol, que nos broncee y nos recargue. Y no es una sensación en falso, esa de sentirnos renovados cuando tomamos el sol. Es real. Tomar el sol en las dosis adecuadas y con las precauciones necesarias nos trae múltiples beneficios para la salud. Pero exposiciones demasiado largas o sin protección pueden causar efectos contrarios y altamente dañinos. Disfruta del sol, pero asegúrate de no arriesgar tu salud bajo sus rayos. El sol nos ayuda a producir más vitamina D, la cual, a su vez, fomenta la producción de calcio y fosfatos de nuestro organismo, facilitando que tanto los huesos como los dientes se fortalezcan. La vitamina D está asociada también a la protección frente a algunos tipos de cáncer. Además, el sol nos ayuda a tener mejor ánimo. Nos causa un efecto antidepresivo. La luz del sol influye directamente en nuestro sistema nervioso, regulando la secreción de hormonas y neurotransmisores. Por supuesto, el bronceado mejora el aspecto de nuestra piel, estimula el sistema inmunitario y protege frente a la esclerosis múltiple. Mejora la calidad del sueño e incluso favorece nuestra vida sexual. Efectos de los rayos ultravioleta vidar-nordli-mathisen-631737-unsplash Pero todos estos beneficios se pueden transformar en efectos negativos y peligrosos si no nos protegemos adecuadamente frente a las radiaciones solares. La piel puede no mostrar inmediatamente los daños recibidos, pero los efectos del sol son acumulativos, y tarde o temprano se hacen patentes. Aproximadamente, el 80% del daño solar se produce antes de los 18 años, por lo cual es fundamental proteger a los niños con especial disciplina. Los efectos nocivos más conocidos son los que ocasionan en la piel los rayos ultravioleta B (UVB) y los A (UVA). Pueden producir efectos adversos agudos como el eritema y la quemadura solar (asociados a rayos UVB), y efectos crónicos como el fotoenvejecimiento (asociado a los rayos UVA), y lesiones precancerosas y tumores (asociados tanto a rayos UVA como UVB). Conoce tu fototipo Para evitar los efectos negativos del sol, la propia piel se protege, especialmente a través de la producción de melanina. Pero no todas las pieles son iguales, y, en función de su fototipo, se auto protegen más o menos. Existen 6 tipos de piel:

  1. Fototipo I: personas que siempre se queman y nunca se broncean.
  2. Fototipo II: de individuos que siempre se queman y se broncean ligeramente.
  3. Fototipo III: personas que pocas veces se queman y se broncean gradualmente.
  4. Fototipo IV: individuos que nunca se queman y siempre se pigmentan.
  5. Fototipos V: etnias pigmentadas (de pieles oscuras sin llegar a ser negras).
  6. Fototipo VI: raza negra.

En cualquier caso, tal y como sostiene Isabel Bielsa, dermatóloga del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), “ni el bronceado ni el resto de los mecanismos fisiológicos protegen lo suficiente de la radiación solar, por lo cual es necesario utilizar una fotoprotección artificial”. La recomendación de Bielsa es “alejarse del sol durante las horas de más intensidad de radiación (entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde)”. Y, además, utilizar filtros solares, que pueden ser de dos tipos: filtros químicos y filtros físicos. Elige el fitro solar que necesitas vidar-nordli-mathisen-567469-unsplash Los filtros químicos están constituidos por moléculas capaces de absorber los UVA y los UVB, mientras que los filtros físicos tienen micro partículas que actúan como pequeños espejos que reflejan la radiación. Algunos productos están formados sólo por filtros físicos, otros por filtros químicos, pero la mayoría son una combinación de los dos (son filtros mixtos de amplio espectro). En los envases de los filtros solares de amplio espectro aparecen dos números: el primero es el índice de protección a los UVB y el segundo a los UVA. Los filtros normales sólo están identificados con el factor de protección de los UVB (FPS), que es el número de veces que podemos multiplicar el tiempo de exposición solar antes de que se produzca eritema. Esto quiere decir que si una persona presenta eritema tras diez minutos de exposición, con un filtro 6 podría estar hasta 60 minutos sin quemarse. En cualquier caso, la doctora Bielsa advierte de que “los filtros solares siempre deben ser de protección elevada (FPS 15 o superior) y su uso es obligatorio en los niños. También es obligatorio el uso de filtros solares con protección elevada en las personas con un fototipo I, II y III, y en todas las personas que habitualmente están sometidas a una intensa exposición solar”. Así pues, ve sacando tu bikini o bañador y prepárate para el sol. Si sigues estos consejos, disfrutarás de sus beneficios, sin sufrir ninguno de sus eventuales efectos nocivos. MÁS INFORMACIÓN: Guía de protección solar del Ministerio de Sanidad, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y la Asociación Española Contra el Cáncer: http://www.portalfarma.com/Profesionales/campanaspf/categorias/Documents/20_guia_solar.pdf

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