Profesiones tradicionales más actuales que nunca: ser pescader@.
El mar es una de las maravillas que nos sobrecoge con sus contrastes: su furia y su calma,… sus colores plata, azul, verde,… su olor intenso a sal,… Sorprende que en él puedan vivir la mayor variedad de especies vegetales y animales que existen en el mundo, muchas de ellas aún por descubrir por el hombre.
Nuestro homenaje desde aquí a los hombres y mujeres que trabajan en el mar, sin quienes no podríamos hablar de otros profesionales que cada día nos acercan sus capturas frescas a nuestras tiendas: la de pescader@.
Para ell@s el día empieza mucho antes de que salga el sol y más aún en época navideña para comprar el género en el mercado central, hace frío en invierno y en verano porque pasan muchas horas rodeados de hielo para la conservación del pescado desde la lonja hasta las tiendas, sienten los cambios de temperatura entrando y saliendo de las cámaras frigoríficas en las trastiendas y su jornada está salpicada de “ejercicio” diario moviendo cajas tanto al comenzar la jornada laboral como al terminarla para dejarlo todo limpio, recogido y en el frigorífico para su buena conservación. Por todo ello nos preguntamos, ser pescader@, ¿es vocacional?
Reconocemos que es una de las profesiones más duras y sacrificadas y sin embargo todos asociamos a los pescaderos y pescaderas con las personas más alegres y que siempre están de buen humor en las tiendas. Será porque tratar con el público a diario llena de vida y aporta dinamismo y diversión al día a día, y eso, por qué negarlo, es bueno para el negocio. ¡Será también que estar cerca de los productos del mar aporta buena energía!
Reconocer todos los tipos de pescados que hay y cómo prepararlos, o recomendarlos según su perfil nutricional para una dieta saludable, es también el valor de los pescaderos y pescaderas al otro lado del mostrador. Pero donde realmente reconocemos a un buen pescadero es cuando vemos cómo trata el género adecuadamente para su conservación y, aún más difícil, lo corta con exquisita precisión… ¡y sin hacerse daño :-)! Sabemos que, antiguamente, se comenzaba a trabajar con 14 o 15 años en estas profesiones “de mercado” y se despiezaban grandes piezas de atún que podían llegar a los 35 kg. ¿Alguna vez te has parado a pensar lo difícil que debe ser despiezar una pieza de pescado tan grande? Los maestros pescaderos enseñaban a los aprendices cómo cortarlo para aprovechar al máximo la pieza y así tenerla preparada para su venta.
Much@s de las personas que están formando a los jóvenes profesionales que nos atienden en las tiendas, ejercieron este oficio desde su adolescencia y rozan la sesentena. Estos jóvenes aprendices encontrarán su puesto de trabajo quizás en alguno de nuestros supermercados donde podrán comenzar su carrera en una de las profesiones que no desaparecerán nunca. En alguno de esos artículos sobre el comercio del futuro hemos leído que habrá máquinas que venderán el pescado en lugar de las personas pero ¿de verdad queremos perder la ayuda del profesional que nos aconseja sobre cuál es el mejor producto del día o el más fresco?
En Condis estamos orgullosos de poder contar con pescader@s profesionales que nos aconsejan y ofrecen los mejores productos frescos que provienen del mar. Gracias a sus conocimientos y a su dedicación, podemos aprender a preparar una buena paella, cómo elegir el mejor marisco, o cómo cocinar un buen caldo escogiendo el pescado blanco que más sabor le dará. Parece fácil pero en realidad no lo es, como dijo Brillat – Savarin, uno de los más reconocidos gastrónomos:
“El pescado es una fuente inagotable de meditación y asombro. Las diversas formas de estas extrañas criaturas, sus distintos medios de existencia, la influencia de los lugares donde deben vivir, respirar y moverse… (Physicologie of Taste, 1825).
Si hay algo que tenemos claro, es que las tradiciones nunca pasarán de moda