Calendario nuevo para un año mágico.
Empezamos un año nuevo y podríamos decir que es un año un poco especial. Primero porque es bisiesto y segundo porque dicen que el 2012 es un año en el que algo se acaba. Es un detalle que, si tiene que ser el último, tenga un día más, así tendremos más tiempo para cumplir con todos los buenos propósitos del año, ¿no os parece?
Rebuscando entre el pozo de la sabiduría popular que es el refranero, encontramos dichos como “Año bisiesto, ni cuba ni cesto” o “Año bisiesto, año siniestro”. El primero es más popular quizás entre los campesinos supersticiosos, pero de cualquier modo, ambos hablan de la poca fortuna que supuestamente traen los años con un día más. Y es que existe la creencia de que en los años bisiestos ocurren hechos funestos.
Sin embargo, todos hemos cambiado el calendario con la ilusión de estrenar un año nuevo. Sea en los clásicos que colgamos en la pared de la cocina, en la nevera,… el que tenemos sobre la mesa, el del monedero, o en los más actuales digitales de nuestros inseparables teléfonos y smartphones. Y muchos ya hemos marcado, con rotuladores de colores o con marcas digitales, las fechas a recordar: los aniversarios familiares, las celebraciones con amigos…y porqué negarlo, alguna que otra cita con el médico :(.
Cada uno pone las suyas, pero siguiendo con la cultura popular, todos podríamos marcar en el calendario alguna que otra “recomendación desde el refranero”, o ya que este año parece ser un poco desafortunado, tomémonoslo como “advertencias”.
Por ejemplo, para enero nos quedamos con “el mal año, entra nadando”: O sea que paraguas y botas para estar preparados, porque si el año pinta mal, es que va a llover mucho!!. Y para febrero nos quedamos con “Febrerillo, loquillo”, porque ciertamente es el mes de los constipados: un día frío y otro menos, un día llueve y te pilla desprevenido y,… zasss!. “En marzo, marzadas: aire frío y granizadas”, o sea que sigamos abrigados porque aún tenemos invierno por delante. Las naranjas serán nuestras aliadas estos tres meses.
Y de repente irrumpe la primavera y trae “Aparte de otras cosas, en abril las lilas y en mayo las rosas”; y mejor no quejarse si sigue lloviendo porque “Agua de por mayo, pan para todo el año”. Y el sol empieza a despistarnos y pensamos que ya está aquí el verano pero “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”, que… zassss! vuelven los constipados.
Y julio llega para preparar los mejores vinos de la cosecha porque en “julio de la uva empieza el zumo” y “agosto hace el mosto”. ¡Qué bien preparados para disfrutar de un “Septiembre frutero, alegre y festero.”! Pero “Agosto y septiembre no duran siempre” y “Hacia la Virgen del Pilar, empieza el tiempo a cambiar”.
Empezamos ya casi la cuenta atrás de nuevo, aunque “Si noviembre empiezas bien, confianza has de tener”. Y llegamos a diciembre, que aunque tengamos mucho frío, es buena señal porque “en diciembre tiritando, buen enero y mejor año” y además, ¡está lleno de fiestas para celebrar otra vez!.
Aunque este año, según el calendario increíblemente preciso de los mayas, la antigua civilización de América Central, se pronostican maremotos gigantescos, enormes volcanes en erupción que supondrían el apocalipsis del planeta y de toda la humanidad. Y eso sería el 23 de diciembre de 2012. Pero tranquilos, que este año también celebraremos la Navidad.
Los mayas conocían muy bien la medida del tiempo el ciclo largo del calendario maya, que dura 1.872.000 días -5.125 de nuestros años- y empezó el 11 de agosto de 3114 antes de Cristo, acabará y volverá a ponerse a cero el 23 de diciembre de 2012.Así que no significaba para los mayas el fin del mundo, sino que el fin de un ciclo y el inicio de otro, una especie de nochevieja a la que sigue su correspondiente día de año nuevo ;-).
O sea que en realidad, tenemos una fiesta más que celebrar: la nochevieja del calendario maya y la nuestra. ¿No veis como al final esto de ser bisiesto y ser el 2012, va a acabar teniendo muchas ventajas?
Y para acabar como empezábamos, nuestra última recomendación: “No temas truenos ni a ratones, ni brujas ni supersticiones”. Animaos a vivir al máximo cada día de este año y de toda vuestra vida, no porqué se vaya a terminar el mundo sino porqué, que sepamos, sólo tenemos una. ¡Carpe Diem! 
