Slow life (o cómo tomarse la vida con más calma)
¿Llevas un tiempo pensando en que algo debe cambiar en tu vida? ¿Tienes la sensación de que cada día es igual que el anterior y no quieres entrar en esa espiral rutinaria? Pues has dado con el post ideal, porque probablemente tu cuerpo te pide una pausa. ¿Has oído hablar del concepto de “slow life”?
¿Qué significa slow life?
El concepto de “slow” no es nada nuevo. En realidad nace en los años 80 en Italia, cuando el concepto de “fast food” llegó al país. Una corriente de la sociedad italiana vio en esta comida rápida el inicio de la sociedad estresada, frenética y con el ritmo vertiginoso que tenemos hoy.
Pero, ¡eh! Tenemos buenas noticias. Se puede vivir de otra forma, con más calma. Se puede llevar una “slow life”. ¿Cómo? Pues prestando más atención a cada minuto que pasa, siendo consciente de cada acción que haces y, sobre todo, llevando el día a día con tranquilidad.
¿Cómo llevar una vida “slow”?
Slow food
La comida rápida conlleva eso, velocidad. Pero, ¿quién disfruta de la comida o la compañía si comes tan rápido? Practica el slow food y el slow eating: comida preparada con cariño, despacio, con ingredientes naturales junto a las personas con las que quieres estar. Compartir agradables charlas, saborear los alimentos y, cómo no, dejar de un lado el móvil o la tele.
Slow fashion
En el terreno de la moda también tienes oportunidad de vivir más “slow”. Se trata de comprar prendas que no pasan de moda en un par de semanas, como pasa con la “fast fashion”. Al contrario: el mundo de la “slow fashion” pretende que encuentres ropa basada en tus gustos, que se adapte a tu estilo y, además, fabricada de forma ética y sostenible.
Slow living
En general, el concepto “slow” se puede colar en todas las facetas de tu vida. Solo debes prestar más atención a tu día a día y aminorar la marcha:
- Encuentra un rato para leer tu libro favorito
- Bloquea un espacio cada día para charlar con tu pareja
- Dedica una hora, como mínimo, para jugar con tus hijos
- Piensa en actividades relajantes que puedes hacer cada semana, como ir a pasear por el bosque o compartir momentos contigo mismo en plena naturaleza
- Pausa, reflexiona
- Deja el móvil en casa. Sí, sí, ¡no pasará nada! Recuerda que hace no tanto tiempo ni siquiera existía…
- Aprende a decir “no”. ¡También tienes derecho a una tarde de sofá sin hacer nada!
- Haz un pequeño ejercicio de orden de prioridades
- Lee más, pero despacio. Entendiendo y asimilando la lectura, lentamente.
- Todo esto nos lleva a un slow reading, a un slow sex, unas slow cities… ¡El concepto “slow” es extrapolable a cualquier ámbito!
Aunque ahora te parezca un mundo en cuanto tu mente hace “clic” se transforma completamente en “slow” y eres capaz de disfrutar mucho más de tu vida. ¡Esperamos que este post te haya inspirado!