Diccionario de Cocina (2): ‘Slow Food’ & ‘Slow Life’
La vida Slow es un cambio cultural hacia la desaceleración de nuestra forma de vida y hacia un mayor disfrute de la misma. Basándose en una vuelta hacia la revalorización de los afectos, la realización de actividades placenteras y el comer saludablemente, disfrutando y sin prisas.
Origen
El Movimiento Slow comenzó hace 20 años, en 1986, como una protesta en Roma ante la apertura de un restaurante McDondald’s en Piazza di Spagna. Hoy en día es un movimiento internacional que promueve la difusión de una nueva filosofía que combina placer y conocimiento.
Cambio de actitud
Consiste en un cambio en nuestra actitud ante la vida, relacionado con nuestra forma de comer, de trabajar, un mayor espacio para el ocio, el relax, los hobbies y las relaciones afectivas.
‘Slow Food’ vs ‘Fast Food’
La comida rápida que nos proporcionan en los establecimientos especializados puede comerse a cualquier hora del día y en pocos minutos. Si sumamos la rapidez del menú con la cantidad de grasas que nos aportan y el exceso de sal, obtenemos un cóctel no demasiado interesante para nuestra salud.
Slow Food es producto, es alimentación local, ingredientes frescos y próximos… Un bocadillo, sin ir más lejos, puede ser muy Slow, o serlo menos…
‘Slow Food’, la cultura del placer
Slow Food pretende recuperar las costumbres alimentarias saludables, consumiendo platos nutritivos y completos, utilizando ingredientes que sean consistentes y que nos aporten lo necesario a nuestro organismo, como legumbres, pastas, carnes, pescados, verduras, etc.
Este concepto tiene su base de la dieta mediterránea, pero con unas ligeras variaciones en cuanto a la forma de realizar las cocciones. Además de unos conceptos añadidos que mejoran la dieta, como una masticación adecuada de los alimentos, utilizar sabores suaves y naturales, comer sin prisas para favorecer las relaciones sociales, etc…
Se trata de una vuelta a valores que deberían ser casi evidentes, pero que hemos ido olvidando… La vida Slow favorece muchos aspectos de nuestra alimentación y de nuestra salud en general, ya que nos permite vivir de una forma más relajada y disfrutar de los pequeños placeres.
Tiempo: calidad, no cantidad
El tiempo es el gran tesoro de la vida cotidiana. Pero a veces no es cuestión de cantidad sino de calidad. Pasarse a la Slow Food e intentar llevar en general una vida más Slow no nos va a requerir necesariamente disponer de mucho más tiempo, sino que supondrá administrarlo mejor y nos ayudará a estar más presentes en cada momento, dure más o menos.
Y a ti, ¿qué te parece? ¿Te apetece sumarte al movimiento Slow?