¿Deberes de verano? Los niños necesitan desconectar
El profesor Cesare Catà, de la Escuela de Humanidades del Centro Escolar Paritario Don Bosco de Fermo (Italia), ha conseguido revolucionar la Red este verano con la particular lista de deberes que encomendó a sus alumnos a final de curso. Entre sus “mandatos” están “caminar solo por la orilla del mar”, “evitar las cosas, situaciones y personas que te hagan sentir negativo”, “bailar, sin sentirte avergonzado”, “ser feliz como el sol, indomable como el mar”… Además de “leer lo máximo posible”, “practicar deporte”, “no decir palabrotas”, “ver películas con diálogos emotivos, sobre todo en inglés” y “ser buenos”… ¿Qué te parecen estas tareas? ¿Mejor o peor que un cuadernillo de verano de los de toda la vida?
La controversia sobre si los niños deben o no deben hacer deberes y estudiar durante sus vacaciones escolares de verano es antigua, y sigue vigente.
El profesor y psicólogo Nacho Calderón Castro, en su blog Educar con Sentido, se expresa claramente: “El verano es para desconectar. Del todo. Al 100%. Lo necesitamos los adultos y los niños”. Eso sí, recomienda que los niños lean, “pero si insistimos que deben leer porque se lo han mandado en el colegio, los niños van a evitar hacerlo”. Así que dejémosles que elijan ellos qué leer, lo que les guste: “ya que les suelen gustar los documentales de animales o de ‘Cómo se hizo’, por qué no comprarles libros sobre eso mismo”.
¿Perder el hábito?
La justificación más habitual para los defensores de los deberes en verano es el supuesto peligro de perder el hábito del estudio. Sin embargo, cada vez más los profesionales desmontan este mito. Como Catherine L’Ecuyer, autora del libro “Educar en el asombro”, que asegura que se ofrecen demasiados contenidos a los niños, reduciendo su capacidad de observación del entorno y de asombro.
En un reciente artículo publicado en el diario ABC, L’Ecuyer asegura que para los alumnos de Primaria y Secundaria, “puede tener sentido hacer un refuerzo en verano si el niño tiene alguna dificultad objetiva, pero si solo es por no perder el hábito, no tiene sentido”. Igualmente, apunta que en el caso de los niños más pequeños, que cursan Infantil, “nunca tiene sentido hacer deberes en verano”, ya que están en la etapa del juego y no del aprendizaje formal.
Creatividad e imaginación
Lo que está claro es que las largas vacaciones de verano no pueden convertirse en un pozo de inactividad ni vagancia. Pero es difícil que un niño elija no hacer nada si está motivado y tiene a su alcance actividades divertidas y buena compañía.
Desde la Fundación para la Creativación, cuya misión es desarrollar y difundir la creatividad en el ámbito educativo para convertirla en innovación, se proponen una serie de actividades lúdicas y educativas, a la par que divertidas, que servirán para tener la mente y sentidos de los niños activos, mientras se divierten. Por ejemplo, escribir postales a los amigos desde el lugar de veraneo, escribir un diario de las vacaciones, empezar una colección (de hojas, piedras, conchas..), visitar museos y exposiciones divertidos, hacer experimentos con materiales cotidianos…
Así que, padres, ya sabéis. No obliguéis a vuestros hijos a estudiar en verano. Dadles oportunidades para seguir aprendiendo de otra manera.
¡Feliz verano!
