Extremar la higiene alimentaria, clave para la salud de los mayores
Ejercicio y máxima higiene alimentaria son hábitos saludables al hacernos mayores.
Con la edad, las defensas se pueden debilitar. Siempre es importante mantener una correcta higiene en la preparación de las comidas, pero al llegar la tercera edad debe extremarse, para evitar enfermedades y asegurar el mantenimiento de la salud.
El riesgo de sufrir enfermedades derivadas de la alimentación aumenta con la edad. Una de las razones es que las funciones corporales se van viendo mermadas con el paso de los años. Los malos hábitos alimentarios hacen a las personas mayores más propensas a sufrir infecciones, incluidas las causadas por los agentes patógenos de los propios alimentos mal preparados o mal conservados. Además, los mayores están más indefensos ante las intoxicaciones alimentarias porque la cantidad de ácido estomacal disminuye con el paso del tiempo y es precisamente el encargado de destruir los patógenos antes de que entren en el intestino delgado.
Así pues, la preparación y mantenimiento adecuados de los alimentos son importantes para conservar la salud, especialmente al hacernos mayores.
Las autoridades sanitarias aconsejan seguir cuatro normas básicas para manipular los alimentos con seguridad, especialmente importantes en la tercera edad:
- Limpiar: Hay que lavarse las manos antes de empezar a cocinar. Y también cada vez que se tose, se estornuda, se va al baño o se toca la basura.
- Cocer bien los alimentos para que no queden partes crudas.
- Separar: Es importante no mezclar los alimentos crudos con los que ya están cocinados.
- Enfriar: Si se dejan enfriar los alimentos después de cocinarlos, no deben estar a temperatura ambiente más de dos horas antes de consumirlos.
Además, la Agencia de Salud Pública de Cataluña ha publicado un decálogo de seguridad alimentaria para la tercera edad, con los siguientes puntos a tener en cuenta:
- Planificar la compra. Elegir envases adaptados al consumo que se vaya a hacer. Si no es posible, fraccionar el alimento en casa y congelar las porciones que no se usen inmediatamente.
- Seguir la regla de las dos horas. Guardar todos los alimentos frescos en la nevera antes de dos horas de haberlos comprado. Una vez cocinados, no dejarlos fuera de la nevera más de dos horas. Si sobra comida, antes de dos horas hay que guardarla en recipientes tapados y meterla en el congelador.
- Temperatura de la nevera. Comprobar que refrigera correctamente (5 grados o menos).
Nunca hay que olvidarse de lavar bien los alimentos.
- Respetar las fechas de caducidad de los alimentos. Especialmente en el caso de alimentos que, una vez abiertos, se conservan en la nevera.
- Cocinar bien. Hay que cocer bien la carne y el pollo, sin dejar trozos crudos. Las tortillas también hay que dejarlas cuajar bien.
- Evitar comer crudos, tanto la carne, como el pescado o el marisco. Tampoco se aconsejan entre las personas mayores las salsas con huevo crudo.
- Descongelar los alimentos en la nevera. O en el microondas justo antes de consumirlos. No es recomendable descongelarlos a temperatura ambiente.
- Recalentar bien. Un alimento está bien calentado cuando hay que dejarlo enfriar un poco antes de comerlo.
- Consumir lácteos. Pero evitar los quesos frescos elaborados con leche cruda.
- Comer frutas y hortalizas frescas, lavándolas siempre muy bien bajo el grifo antes de consumirlas.
Con un poco de cuidado y siguiendo estas rutinas básicas y sencillas, evitaremos molestias o malestares entre los más mayores. Manteniendo, además, una dieta sana, un control médico habitual y haciendo ejercicio moderado (como pasear), nuestros mayores podrán gozar de una óptima calidad de vida durante más tiempo.
