Las Neulas llegaron antes que el Turrón
Si el año pasado hablábamos de los turrones como típico postre navideño este año no podemos olvidarnos hablar de las “Neules”, esos dulces barquillos alargados y enrollados en forma de canutillo típicos de la gastronomía catalana y que datan del siglo XIII. ¿Sabéis una cosa?, ¡se dice que son anteriores a los turrones!
Pero ¿cuál es el origen de este postre? Según algunos estudiosos se cree que al principio estos barquillos eran planos, irregulares y generalmente contenían en ellos una oración de alguna abadía o un emblema de algún noble o feudal. El maestro pastelero Joan Turull cree que pudieron ser inventadas por una monja al enrollar una hostia, que por aquel entonces medían unos 15 centímetros, para facilitar su ingesta y que, poco a poco y con el tiempo, la receta fue mejorando. Esta creencia se basa en que, por un lado, en ese periodo las materias primas más abundantes se encontraban en las abadías y, por otro, en que la mayoría de los dulces tradicionales, y sus preparaciones, han salido de ellas; aún así no se sabe con certeza si eso es cierto, ya que el sabor y textura de la hostia clerical son diferentes a los de la neula. Lo que sí se sabe es que la costumbre de mojar los barquillos en algún tipo de licor, ya sea cava, vinos rancios y moscateles, data de los tiempos de Jaime I.
Pero lo que hizo que en Catalunya quedará como tradición el hecho de repartir estos barquillos en fechas navideñas fueron diversos motivos: desde 1.470 en la misa del gallo de Igualada los parroquianos las usaban, entrelazadas con las hostias, para hacer guirnaldas colgantes de colores y con ellas adornar el ábside y el altar mayor de la iglesia; la intención de esta decoración quería asemejar a las telarañas que había en el lugar donde nació Jesús. En el monasterio situado en Sant Pere de Rodes, el monje encargado de la despensa se dedicaba a obsequiar a cada miembro de la comunidad 13 neulas y una jarra de vino. Y también en algunos pueblos de l’Empordà en medio de la misa hacían volar palomas con neulas colgadas de sus patitas.
Hay varias tradiciones hogareñas en torno a las neulas, por ejemplo, en las casas de las familias adineradas era costumbre comer neulas y turrones todos los domingos desde el 8 de diciembre, la Inmaculada Concepción, hasta el 2 de febrero, día de la Candelaria; comerlos pasada la Candelaria no estaba bien visto. Otra de las tradiciones se basaba en que el caga tió los cagaba durante la Nochebuena junto a los turrones, chucherías y frutos secos para que los niños los comieran.
Cocinar nuestras propias neulas no es muy complicado, sólo necesitamos los siguientes ingredientes: harina, azúcar, yema de huevo, agua o leche, aceite de oliva o manteca de cerdo y vainillina. Y para prepararlos también podemos hacernos con un barquillero. Este instrumento es una especie de tenaza con dos planchas redondas, en el que se vierte la pasta líquida que hemos preparado para que los barquillos tengan forma redondeada, ésta queda apretada entre estas planchas que pondremos sobre el fogón un rato por cada lado y cuando estén calientes con la ayuda de una vara de acero inoxidable, o madera, las enrollaremos de manera que cuando se enfríen mantengan esa forma de tubo tan característica. Si nos apetece también las podemos decorar bañándolas en chocolate negro o con leche.
Si preferimos ahorrar un poco de tiempo y pasarlo con nuestros compañeros de hogar, en las estanterías de Condis las podemos encontrar normales y bañadas en chocolate para los más dulzones.
Para diferenciar una neula elaborada a mano de una hecha a máquina lo único que debemos hacer es mirarla de cerca. Las artesanales tienen un diámetro irregular y no tienen la misma altura ya que es complicado al no hacerse automatizadas.
Aunque estos barquillos son, junto con los turrones, polvorones y mazapanes, los postres típicos en la sobremesa navideña, las neulas también suelen comerse durante todo el año como acompañamiento de helados, sorbetes e, incluso, de la crema catalana. Durante esta festividad suelen tomarse acompañadas mojándolas en la copa de cava, aún así hay quién sustituye el cava por vino dulce, moscatel o garnacha. Y vosotros, ¿cómo las coméis?