Cómo nació la tarjeta de crédito
La tarjeta de crédito se ha convertido, en los países desarrollados en los últimos tiempos, en el medio habitual de pago tanto nacional como a nivel internacional. Hoy es amiga y a la vez enemiga de muchas personas. ¿Cómo hemos llegado a tenerla en nuestros bolsillos?
La tarjeta de crédito es actualmente el instrumento financiero más utilizado en los países desarrollados. Su uso ha superado ampliamente al de otros medios de crédito como los cheques, las letras bancarias etc. y además ha sustituido en gran medida al uso de dinero en efectivo en las operaciones de compra-venta que realizamos habitualmente.
El surgimiento de la tarjeta de crédito está vinculado al desarrollo de las actividades mercantiles, al auge de la sociedad de consumo y de la contratación en masa. Surgió para evitar la movilización de grandes cantidades de dinero en efectivo y simplificar así, las actividades de los consumidores.
Pero, ¿dónde y como surgió la necesidad de tener un instrumento financiero que acreditara la disponibilidad económica de una persona sin la necesidad de disponer de ese dinero en efectivo?
A pesar de que hay algunas discrepancias, la mayoría de teorías atribuyen el nacimiento de la primera tarjeta de crédito a Frank McNamara, un rico empresario de los Estados Unidos, que a mediados del siglo XX invitó a almorzar a un restaurante a un numeroso grupo de amigos. Cuando McNamara se dispu
so a pagar la cuenta, se percató que había olvidado su cartera y que por tanto no tenía dinero en efectivo para abonar el coste del almuerzo, por lo que tuvo que convenir con el establecimiento una promesa de pago a futuro.
Ese incidente hizo pensar a MacNamara en la limitación que significaba el dinero, y en la necesidad de un sistema por el cual una persona pudiera demostrar sus respetabilidad de crédito en cualquier lugar que visitara.
En la misma época, en la costa californiana, Alfred Bloomingdale (hijo del fundador de unos almacenes del mismo nombre) tuvo una idea idéntica, lanzando una tarjeta “Dine and Sign” (“coma y firme”). McNamara y Bloomingdale decidieron unir sus esfuerzos y de dicha fusión nació la tarjeta Dinners Club, que se estableció a nivel nacional en EEUU. Esa fue la primera tarjeta acreditativa del mundo, del tipo Travel&Entertainment.
En sus inicios los titulares recibían un carné de cartón con un talonario, donde figuraban los establecimiento que daban crédito a los portadores de esos talonarios.
El Diners Club pagaba a los comercios por las transacciones efectuadas con la tarjeta, deduciendo un porcentaje como ‘descuento’ para compensar el papel desempeñado en la venta por la tarjeta. Se les cobraba a los usuarios por sus cargos, y se les requería que pagaran el monto total debido al recibo de la cuenta.
El uso de este sistema de pago fue extendiéndose rápidamente a un amplio espectro de compras de diversa índole, hasta que fue admitido para pagar todo tipo de bienes y servicios, y no sólo en EEUU sino también a nivel internacional.
Después de la tarjeta Diners Club y de la Dine and Sign, surgieron numerosos competidores, tanto que algunos emisores bilaterales se apresuraron a firmar convenios de adhesión con establecimientos de bienes y servicios. Otras compañías, originariamente prestatarias de servicios de turismo, se lanzaron asimismo a incorporar el sistema de operaciones con tarjeta.
American Express Company, que hasta entonces se había dedicado con exclusividad a la actividad en agencias de viajes, y que emitía cheques para sus clientes, creó en 1958 su propia marca de tarjetas, dentro de la línea ‘Travel and Entertainment’.
Le siguieron la Carte Blanche creada en 1959 por la cadena hotelera Hilton y un innumerable número emitidas que empezaron a ser emitidas por bancos y entidades financieras.
Así pues, desde entonces su uso se extendió de EEUU a Europa, posteriormente a Asia y finalmente al resto del mundo. En España se sentó el primer precedente de tarjetas de crédito en 1971, cuando el Banco de Bilbao lanzó la tarjeta BankAmericard, apenas conocida en Europa.
En 1972 surgió Ibanco Ltd, que agrupaba los miembros mundiales emisores de esa tarjeta. En 1977 los miembros agrupados en Ibanco decidieron realizar cambios que concluirían con la creación de la marca Visa, concretamente NBI se transformó en Visa USA y Ibanco en Visa Internacional.
Paralelamente en España la tarjeta BankAmericard se convirtión en una tarjeta de uso masivo gracias a la acción de Banco de Bilbao. Este mismo banco actuó como uno de los protagonistas para que BankAmericard se convirtiera en Visa en 1975.
Fuen en 1978 cuando el sistema VISA se abrió a nuevas entidades españolas, en 1979 se creó Visa España.
El uso y evolución de la tarjeta de crédito ha ido ligado indefectiblemente al desarrollo tecnológico, que ha logrado que el legendario plástico de identificación incorpore una banda magnética que permita acceso a los cajeros automáticos, a más de mil doscientos millones de tarjetas que circulan en todo el mundo.
Actualmente se estima que una de cada tres transacciones comerciales en el mundo se efectúa mediante una tarjeta de crédito.