HOY COMEMOS MONA DE PASCUA
¡Que lo extraordinario de la Semana Santa son las monas de Pascua es tan cierto como que el sol ha salido! Gozarla es una tradición que nunca se ha perdido. Los más pequeños de la casa todavía no son conscientes de su significado, pero ven de buen ojo aquellas figuritas de chocolate.
¿Cuál es el origen de esta delicia dulce? ¿Por qué se come en Pascua? ¿Quién las regalaba? Conoceremos las curiosidades de esta tradición tan nuestra.
Origen de la mona de Pascua tradicional
La mona de Pascua, elaborada con una masa dulce y adornada con un huevo, es un dulce muy típico de muchas culturas. Su nacimiento nos lleva a fiestas de la antigua Grecia, de los celtas y de los colonizadores romanos.
¿Pero cuál es el significado de esta costumbre? La mona es una de las tradiciones más antiguas de las celebraciones de Semana Santa. Representa el fin de la cuaresma y, por tanto, el fin de la abstinencia que dejamos atrás.
Los antiguos cristianos tenían la costumbre de bendecir los huevos que habían estado recolectando —no podían comer por Cuaresma— desde el Miércoles de Ceniza. Coincidiendo con la llegada de la primavera, estos huevos significaban el comienzo de la vida y se los regalaban a los seres queridos el día de Pascua.
Tradicionalmente era un roscón circular de una masa parecida a la del pan. Se hacía a partir de harina, huevo y azúcar, con los huevos duros encima. Con el paso del tiempo, empezó a extenderse la tradición de que los panaderos y pasteleros elaboraran un dulce de bollo coronado con huevos.
¿Pero por qué se llama mona?
Eso sí, el origen del nombre mona es bastante confuso; sin embargo, la teoría más extendida nos lleva al mundo árabe: el término proviene de la munna o mouna, una palabra que significa “provisión de la boca” o “presente”. Este presente en forma de dulce era un tributo que los musulmanes pagaban a los señores por el arrendamiento de las tierras.
Otra teoría dice que la palabra mona procede del término latino munda, un pan decorado que los romanos ofrecían a la diosa de la agricultura, Ceres, al inicio de la primavera para agradecerle el renacimiento de la vida.
La costumbre podría haberse extendido por Roma, donde este regalo en forma de torta habría tomado el nombre de monus, término que podría explicar el nombre actual.
Conservando las tradiciones
Casi todo el mundo está de acuerdo que esta tradición de origen pagano fue asimilada por el cristianismo, como muchas otras. Los primeros registros de la mona de Pascua son del siglo XV, aunque muchos historiadores dicen que, probablemente, es aún más antigua.
En el siglo XVIII empezó la tradición según la cual el padrino o bien el abuelo tenían la obligación de regalarla al ahijado y a los nietos, respectivamente. La costumbre decía que tenía que tener tantos huevos como años tuviese el niño o la niña que la recibiera, hasta los doce años como máximo. Según la tradición, la mona tenía que regalarla el padrino el Domingo de Pascua después de la misa. El ritual de la mona era como la renovación anual del compromiso del padrino con el ahijado o ahijada. El Lunes de Pascua –actualmente también llamado “día de la mona”-, la tradición era reunirse diferentes familias o grupos de amigos para comerse la mona juntos.
Ahora bien, no fue hasta el siglo XIX que se asoció la mona con el delicioso chocolate. Es en aquel momento que la forma tradicional de la mona empezó a cambiar. Así, los huevos duros que la coronaban fueron sustituidos por huevos y figuras de chocolate. A partir de aquí, la mona empezó a recibir formas e ingredientes cada vez más elaborados. Hoy en día, las monas de Pascua se adornan con plumas de colores distintos, fruta confitada, figuras de chocolate y huevos de Pascua.
Las variedades de la mona
En el siglo XIX se empezaron a elaborar huevos a base de chocolate en las pastelerías de Francia, Italia y Alemania. Pero es en España donde echó raíces esta costumbre enlazada de la cuaresma y la Semana Santa.
Aunque se consume en todo el territorio, se ha convertido en un elemento típico de la pastelería en Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia. Sin duda, es la zona de Levante la que más ha desarrollado la costumbre de la mona de Pascua.
En Cataluña y Baleares, ha evolucionado de tal forma que la actualidad el chocolate es el ingrediente principal. El huevo duro de Pascua ha quedado en segundo término y se ha reemplazado por figuras de chocolate que cambian con la tendencia de cada año. La mayoría de las monas se hacen con los personajes infantiles preferidos de los niños o con los famosos que siguen los adultos.
En la Comunidad Valenciana y Murcia, en cambio, existen diferentes variantes de mona: la tradicional se consume en las fiestas de Pascua y la que se come todo el año se conoce como pan quemado o toña. Esta mona se come acompañada de longaniza. Es tradición que el huevo duro que contiene se aplaste al frente de la persona amada o de quien te la ha regalado… ¡Así que ten cuidado!
Como es lógico, la preparación de la mona de Pascua tiene su propia versión en las demás regiones del país: el rosco de Pascua en Galicia, el hornazo en Jaén y la bola en Asturias.
La mona es una de las tradiciones y costumbres más antiguas de las celebraciones de Semana Santa. La reina de la tradición es, sin duda, la mona de bollo, pero ahora hay muchas formas y sabores… ¿Cuál te gusta más? ¡No te olvides de la de chocolate!